Bebes de 0 a 6 meses.
En esta etapa es importante realizar un chequeo oftalmológico para evaluar principalmente la presencia de desviaciones oculares y de opacidades en la córnea, el cristalino y el vítreo, buscando detectar enfermedades como cataratas o glaucoma congénito.
Entre los 3 a 8 años.
Es recomendable visitar al médico oftalmólogo ya que en esta etapa empiezan a aparecer los defectos visuales, los cuales se hacen más notorios con la actividad escolar. Es recomendable un chequeo cada 2 a 3 años. Si el niño presenta defectos visuales como miopía, hipermetropía o
astigmatismo, es recomendable el examen cada año.
Etapa 10 a 20 años.
Debe asistir al oftalmólogo cada 3 a 4 años, si no existe ningún defecto visual ya diagnosticado. En esta etapa es cuando más avanzan los defectos refractivos, por el crecimiento corporal. Pueden aparecer enfermedades como glaucoma.
Etapa 20 a 40 años.
Se recomienda un control cada 3 a 4 años, salvo recomendación contraria de un oftalmólogo por
enfermedades, antecedentes familiares, o defectos visuales ya diagnosticados.
Etapa 40 a 60 años.
En esta etapa empiezan a aparecer enfermedades silenciosas cuyo tratamiento oportuno puede
evitar la pérdida de visión. Debe hacerse un control como máximo cada 2 años.
Adultos Mayores a 65 años.
Es el periodo de mayor riesgo por el proceso de envejecimiento del organismo. Debe hacerse un
control cada año. Si ya hay enfermedades diagnosticadas, algunas requieren controles más frecuentes.